sábado, 27 de agosto de 2011

¿Rendirse ó Luchar?

Dios les guie en su caminar

Que tal queridos hermanos en la fe de Cristo, El la aumente siempre al ciento por uno. Cada día vivimos una batalla, en nuestro diario vivir, aquellos que conocemos un poco de la palabra la llevamos doble, ya que no pertenecemos al otro bando, (al del enemigo de la justicia); desde que Jehová dijo que desde el vientre de nuestra madre nos conoció, y aun antes de la fundación del mundo nos predestinó (Jeremías 1: 5-6), desde el espermatozoide que salió del lomo de nuestro padre al incrustarse en el óvulo de nuestra madre, todo fue una batalla, una carrera, muchos se rinden otros siguen luchando, ¿En cuál bando se encuentra usted?, sino lo sabe lea este interesante texto que me suministró por correo mi amada esposa, firmado por el hermano Enrique Monterroza; ojala lo disfruten.

Hay dos opciones: Rendirte o Seguir luchando; la más fácil es la primera y no solo la más fácil sino la que más ronda nuestra cabeza. Y es que no vamos a negar que hay momentos en la vida en donde quisiéramos rendirnos de una vez por todas. En donde pareciera que por mas esfuerzo que realicemos no vemos ningún cambio, en donde todo se pone en contra y es más fácil pensar que seremos vencidos que en vencer. Yo he estado allí, se lo que se siente al ver que el panorama no cambia, se lo que se siente tener la sensación de no poder mas y querer dejar todo de una vez por todas.

Y es que en más de alguna ocasión he tenido esa interrogante en mi vida: ¿Me rindo? ó ¿Sigo Luchando?, es obvia la respuesta que he elegido, pero eso no significa que no haya sentido en algún momento el amargo sabor de la derrota o no haya olido el mal olor del fracaso. Y es que tenemos que entender una cosa: Podemos perder batallas, pero jamás una guerra. Y es que a veces pensamos que de esa no saldremos, vemos tan enorme el desierto que pensamos que moriremos en el. Creemos que esa batalla es la ultima y terminaremos aniquilados, cuando en realidad lo nuestro no es una batalla, sino un guerra la cual aun no hemos perdido. Quizá lo últimos días aquella sensación de rendirte se ha apoderado de tu mente, no existe otro pensamiento que el tirar la toalla, quieres colgar los guantes, entregar tu arma del ejército de Dios y decir: ¡No puedo más!

Quizá esa terrible sensación se ha apoderado de tu corazón, el cual palpita de una forma diferente, hay como una angustia y una indecisión, por una parte quisieras rendirte porque ya no puedes más, pero por otra parte sabes que sin Dios no eres nada.

No escojas rendirte, jamás rendirse será una opción, porque no somos de los que nos rendimos, sino de los que siguen luchando. Seguramente esta batalla que estás perdiendo, quizá no será la última que pierdas, quizá vendrán otras en las que te sentirás derrotado, pero tienes que entender que una batalla no dictara tu futuro completo, al contrario, de esa derrota puedes aprender algo bueno, para que en la próxima puedas vencer en ese mismo campo de batalla.

El hecho que hayas tropezado no significa que permanecerás en el suelo por toda la vida, sino que lo que significa es que Dios está a punto de extender su mano para levantarte y decirte: “¡Vamos no te rindas!”. No pienses que lo que estas pasando en demasiado difícil, porque habemos millones de personas más que estamos pasando por situaciones que creemos también que son muy pero muy difíciles, y sin embargo seguimos confiando en que Dios hará algo.

No estés pensando más en esa mala decisión de rendirte, ¡No!, jamás ese pensamiento de derrota total vendrá de parte de Dios, porque Dios no te ve como un derrotado, ni como un fracasado, Él te ve como un VICTORIOSO, como un VENCEDOR, como alguien con la capacidad de poder soportar todo lo que está viviendo, porque Dios jamás pondría sobre tu vida una carga que no puedas soportar.

¡Vamos! ¡Sigue luchando!, esto pasará, ya lo veras, ninguna tribulación acá en la tierra es eterna, sino que todas son momentáneas. ¡Párate!, ¡Toma tus armas!, ¡Sigue luchando!, una sola batalla no determinara lo que realmente Dios tiene para ti, esta guerra apenas comienza y la mejor garantía de victoria que tienes es que el General de los Ejércitos es nuestro Dios Todopoderoso.

¡Sigamos en la lucha!, esto no ha terminado, toda clase de pensamientos de derrota es echado fuera y declaramos que nuestra vida depende de Dios, quien tendrá siempre el cuidado de guardarnos, fortalecernos, animarnos y sobre todo respaldarnos en esta lucha diaria.

¡No te rindas! ¡Sigue Luchando!
“Por eso me armo de valor,
y me digo a mí mismo:
«Pon tu confianza en Dios.
¡Sí, pon tu confianza en él!»”
Salmos 27:14 (Traducción en lenguaje actual)


Interesante verdad; continúe perseverando que Dios estará con usted aún más. Shalom

domingo, 21 de agosto de 2011

Un verdadero carácter cristiano

Cristo les cubra su entrar y salir

Hola hermanos Dios continúe aumentando su fe. Muchas veces nos vivimos haciendo la pregunta de que si estamos siendo verdaderos cristianos o no, esa pregunta siempre estará latente, el mismo Dios, nos dijo en Apocalipsis, que es mejor ser frio, que tibio, ya que los tibios serán vomitados; nosotros debemos calentarnos todo el tiempo en la palabra, orando, ayunando, y tratando de resistir los embastes del enemigo de la justicia. Ya que los tiempos están cercanos a la venida del Señor, así que perseveramos en su palabras, a fin de que seamos hallados irreprensibles delante de el. Lean esta nota que nos enviaron los hermanos de devocionaldiario.com, firmado por Hefzi-ba Palomino, disfrutenlo

Un verdadero carácter cristiano

"De Jehová es la tierra y su plenitud. El mundo, y los que en el habitan. Porque él la fundo sobre los mares y la afirmo sobre los ríos". Salmo 24: 1
por Hefzi-ba Palomino
Los seres humanos somos seres multidimensionales; nos movemos en un mundo donde no solamente tenemos que lidiar con el tiempo y el espacio, factores físicos, sino también con factores abstractos, como son nuestra personalidad, nuestro carácter, pensamientos y sentimientos; nos movernos simultáneamente en estas dimensiones: una física y otra abstracta y espiritual y nuestra vida transcurre mientras éstas interactúan entre sí, dando lugar a las reacciones, relaciones, aprendizaje, trabajo, experiencia, conocimiento, sabiduría, crecimiento y fortalecimiento, no solo del cuerpo sino también del espíritu.

Dios nos creo a su imagen y semejanza, varón y hembra nos creo, (génesis 1:27) y no somos un producto de la evolución (no quiero negar la evolución, pero no somos un producto ni del azar, ni de la evolución) sino una creación de las manos de Dios, conformados con un cuerpo físico y un alma (corresponden a la carne y son uno físico y otro no tangible) y un espíritu,(no tangible) que estaba muerto pero que ha vuelto a la vida por la gracia de Dios a través de Jesucristo y por tanto, nuestros ojos y oídos espirituales han sido abiertos; ya no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino a aquel que pagó por nuestro rescate y aquel que nos creo y nos formo desde el vientre de nuestra madre y que ahora nos sustenta con nueva vida y el poder de su espíritu. Por tanto, no somos criaturas simples, sino por el contrario muy complejas, nos creo con un plan, con un propósito que todos debemos alcanzar y lograr conforme a la voluntad de Dios; sin embargo, para llegar a este punto es necesario que primero nos conozcamos a nosotros mismos, que tomemos conciencia de quienes somos, de dónde venimos y para donde vamos por toda la eternidad; que aprendamos a reconocernos y a actuar dentro de este mundo multidimensional (físico y espiritual); que conozcamos las herramientas con que contamos para pelear, luchar y defendernos y, que las aprendamos a usar: fe (el espíritu se recibe por fe), oración, lucha espiritual, confiar y esperar en Dios y saber discernir cuando hay que actuar, hacer algo y cuando hay que parar o no hacer nada y dejar simplemente que Dios se glorifique.

Es hora de darle a nuestra vida un cambio de dirección que refleje que Cristo vive en nuestro corazón; una renovación en la mente y el corazón, que solo es posible con la ayuda y el poder de Dios y que nos facultará para correr la carrera y llegar a la meta. Significa que debemos reconocer que la vida, el mundo y nuestra vida están en permanente cambio, actualización y modificación; debemos desechar lo malo y acoger lo bueno, sentir cada día que hemos aprovechado el tiempo en cosas productivas, que estamos aprendiendo cosas nuevas, renovándonos (como las águilas) creciendo y fortaleciéndonos en el espíritu, en la oración y en la fe; entendiendo mejor La Biblia y comprendiendo mejor la voluntad de Dios y los planes que El tiene para nuestra vida; creciendo en el conocimiento de Dios y testificando del amor y el poder de Dios en la vida de cualquiera que quiera conocerlo.

Pero para esto, necesitamos un verdadero carácter cristiano, es necesario que tengamos un espíritu enseñable, un corazón dispuesto, un carácter sensible, flexible y una buena voluntad o disposición para hacer lo que tengamos que hacer, para accionar, tomar acciones en nuestra vida que traigan cambios positivos; no importa si nos equivocamos, de los errores también se aprende y a veces Dios nos permite equivocarnos o cometer errores para llevarnos a lo que verdaderamente tenemos que saber, aprender o hacer. El camino hay que irlo haciendo, como dice la canción: “se hace camino al andar” y en ese proceso Dios va moldeando nuestro carácter, limando nuestras asperezas, endulzando nuestro carácter y reformando nuestra vida y renovando nuestro entendimiento; dándonos un corazón y un espíritu conforme a El mismo, es decir más parecido a Jesús.

Sin embargo, aun somos muchos creyentes que realmente hemos sido más azotados por Dios que otros, porque hemos sido rebeldes, tercos y de dura cabeza y la única manera que Dios tiene de corregirnos es permitir que suframos por las consecuencias de nuestros actos, hasta que aprendamos a colaborar con la perfecta voluntad de Dios. Asumamos la corrección y el castigo que viene Dios, porque somos sus hijos y nuestro padre nos ama y por tanto también nos educa, corrige y castiga; siempre El nos habla a través de nuestra conciencia y entendimiento para hacernos entender el camino por el que debemos de andar, solo tenemos que poner atención y escuchar hoy su voz y no endurecer nuestro corazón. Dios nos manda a esforzarnos y ser valientes, a pelear la batalla espiritual y a luchar y obtener nuestros sueños, sin embargo, en muchas ocasiones a pesar de todos nuestros esfuerzos las cosas no salen como esperábamos o nos damos cuenta que no era lo que queríamos o necesitábamos; podemos ver que se presentan demasiados obstáculos en ese camino y hasta tenemos que reconocer nuestras debilidades y empezar a trabajar en ellas, antes de que podamos alcanzar lo que queremos, pero en otras ocasiones nos llama a estar quietos, a desistir, a cambiar de dirección nuestra búsqueda, a no accionar y más bien dejarnos llevar por la corriente. (esta es la estrategia del menor esfuerzo: el pez no tiene ni siquiera que nadar, sino que se deja llevar por la corriente, para que lo lleve hasta el mar).

Así que si ves que todo lo que haces o intentas hacer, se estropea, surgen muchos obstáculos y hasta pareciera que “alguien” trata delo que tú con tanto esfuerzo tratas de hacer – PARA – un momento y pregúntale a Dios si esa es la dirección correcta, lo que El quiere para ti o cuáles son tus debilidades (en cualquiera área) y qué tienes que mejorar o eliminar de tu vida y ¿cómo puedes colaborar con Su perfecta Voluntad, que te falta, qué debes aprender? Etc. Seamos como el barro, la arcilla, que con un poquito de agua se vuelve dúctil, fácil de moldear y podemos con ella hacer las figuras que queramos. A propósito, las figuras de arcilla se fijan o endurecen, metiéndolas al fuego; así Dios también nos está moldeando cada día y probándonos y ablandando nuestro duro corazón, con el fuego del espíritu.

“Acaso la obra dirá de su hacedor: ¿No me hizo? Dirá la vasija de aquel que la ha formado: ¿No entendió?”Isaías 29:16

Edificante verdad; hasta la próxima atalaya. Shalom

sábado, 13 de agosto de 2011

Momentos difíciles?

La gracia de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo desciendan sobre ustedes.

Hola hermanos en la fe cristiana; muchas veces nos preguntamos donde está Dios, cuando nos encontramos en momentos difíciles o de pruebas, pero Jehová es invariable, siempre está en el mismo lugar, en los cielos.

Momentos difíciles
A veces cuando nos vemos en prueba nos hacemos una y otra vez la misma pregunta, ¿Señor donde estas te has olvidado de mi?, pero muchas veces no nos detenemos en los momentos de crisis, o desesperación a escuchar la voz de Dios, solo pensamos en lo que tenemos de frente, y lo agobiante que es la prueba.

El Señor nos dijo, que estaría con nosotros todos los días, (Mateo 28:20b) el no nos desampara “Clama a mi y yo te responderé y te mostraré cosas grande y ocultas que tu no conoces”. (Jeremías 33:3); pero estamos tan ocupados en la situación que olvidamos mirar hacia arriba, donde Dios está esperando nuestras suplicas; “Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores”. (Salmos 34:4) por ello cuando nos encontremos en dificultades debemos buscar a Dios y poner nuestras cargas en Jesús. “Echa sobre Jehová tu carga, y él te sustentará; No dejará para siempre caído al justo”. (Salmos 55:22)





















Cristo vino para rescatarnos de las opresiones del enemigo de la justicia, de los sinsabores que pasamos en ésta vida transitoria, Jesús dijo: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” “porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. (Mateo 11:29-30)

Hermano tu que lees esto, busca de Jesús en tiempos difíciles, en tiempo de escasez, para que traiga refrigerio a tu vida, pero cuando te encuentres en refrigerio, búscale aún más para agradecerle todo lo que Cristo ha hecho por ti.

Los tiempos se están agotando, la venida de Cristo está a la vuelta de la esquina, busquemos a Dios, mientra pueda ser hallado, pidamos al Espíritu Santo de Dios, sabiduría para buscarle.

Cristo esté siempre en sus corazones, hasta una próxima entrega. Shalom

sábado, 6 de agosto de 2011

Puestos los ojos en Jesús

La gracia de Dios y nuestro Señor Jesucristo desciendan sobre ustedes

Hola queridos hermanos en Cristo Jesús, luego de ver varios días como el clima se pone, cuando se acerca una tormenta, hacemos comparación en las diferentes pruebas que nos pasan en la vida, (recordando que las pruebas Jehová las permite para nuestro crecimiento), todo se torna muy dificil, el viento sopla con fuerza llevandose todo a su paso, las lluvias inundan las calles, crecen los ríos y a su vez, provocan inundaciones, es decir un caos total, pero en el medio de ellas la población está atenta a los mensaje que envia los centros de emergencia, así tambien el hombre debe poner sus ojos y atención en Cristo Jesús, el cual es nuestro auxiliador. Leamos este mensaje que nos enviaron via web, el hermano Luis Caccia Guerra de Devocionaldiario.com

Puestos los ojos en Jesús
Por Luis Caccia Guerra
Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. (Mateo 14:29-32 RV60)

En este hecho relatado en Mateo 14 vemos a Pedro con algunas dudas. Y no puedo menos que sentirme completamente identificado con él. Primero, no sabía si quien venía lisa y llanamente caminando sobre las aguas podía ser su Señor o no. Luego, cuando puestos los ojos en Jesús comienza a caminar sobre las aguas, mira la tormenta a su alrededor y se hunde. Asimismo, puedo recordar las victorias y las numerosas caminatas sobre las tormentosas aguas de la vida que he realizado con mis ojos puestos en Jesús. Señor: ¡No puedo menos que alabarte y darte las gracias desde lo más profundo del corazón!

Sin embargo, también debo recordar todas las veces que aparté mis ojos de tu segura mirada y mirando a mi derredor la tormenta, me asusté y me hundí. Aún así, también debo dar las gracias a mi Señor porque igual que a Pedro, extendió su fuerte brazo para sacarme del agua y subirme a la seguridad de su barca.

Señor… quiero vivir mis días asido de tu mano cuando mi fe flaquea. Quiero caminar sobre las tormentosas aguas de las dificultades con mis ojos puestos en ti, toda vez que en tu serena mirada hallo resguardo, triunfo, fortaleza. “…puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” (Hebreos 12:2 RV60)

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