La gracia de Dios todopoderoso esté
siempre con ustedes
Hola siervos del Señor Jesucristo,
esperamos que todo su entorno se encuentre en paz y armonía con el Espíritu
Santo, amén. En este mensaje de esta
ocasión le comentaré sobre una situación que se nos presenta y que el Señor nos
dice que debemos actuar conforme a La Palabra, a veces es difícil, se nos hace
cuesta arriba, pero debemos obedecer.
Cuando uno viene a los pies de Cristo,
luego de ser perdonado, por el Señor, uno tiene la creencia que todo ser humano
que se encuentra en la iglesia es un ángel, son puros, sinceros, hasta llega a
uno a decir que no tiene “pecados”; pero al transcurrir del tiempo te vas dando
cuenta, que algunos tienen muchas fallas, impurezas y espinas.
Esas de las que habla el apóstol Pablo,
en las diferentes epístolas, también la misma Palabra nos dice que debemos
soportar al hermano con sus defectos, y tratar de llevar las cosas en paz,
mientras dependa de uno.
Efesios 4:2 con toda humildad y
mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor.
Ese amor con que lo hacemos lo harás por
el Señor, sabemos que en nuestras iglesias, existen personas con arrogancia,
fatuos, gritería, aduladores, iracundos, maledicentes, mentirosos,
calumniadores, estas son algunas de las fallas con las que venimos del mundo y
que Jehová nos va a pulir lentamente; hay quienes hacen la transición de
inmediato, otro le toma más tiempo; pero Dios que es paciente, está siempre
presto a que pidamos perdón por eso, así nos exhorta a amarnos unos a otros con
nuestros defectos.
Colosenses 3:13 soportándoos unos a
otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la
manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
A veces a ese hermano(a) que nos cae como
una piedra por su forma, por su atrevimiento o por su arrogancia, debemos
perdonarlo y soportarlo como Cristo nos perdona. Es un mandato del Señor y
aunque no nos guste es su voluntad, recordando que nosotros no fuimos que
elegimos al Jehová, ÉL no eligió a nosotros, con nuestras debilidades, y nuestras fallas, así nos ama y debemos contribuir ese amor hacia los demás aunque nos duela y no estemos de acuerdo.
1Juan 3:11-18 Porque este es el mensaje
que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.
No como Caín, que era del maligno y mató
a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de
su hermano justas.
Hermanos míos, no os extrañéis si el
mundo os aborrece.
Nosotros sabemos que hemos pasado de
muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano,
permanece en muerte.
Todo aquel que aborrece a su hermano es
homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en
él.
En esto hemos conocido el amor, en que él
puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por
los hermanos.
Pero el que tiene bienes de este mundo y
ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el
amor de Dios en él?
Hijitos míos, no amemos de palabra ni de
lengua, sino de hecho y en verdad.
Amemos al hermano aún con sus defectos e
impurezas, porque así también nos ama el Señor con la nuestra.
Cristo nos ayude a soportarnos los uno a
los otros.
Hasta la próxima atalaya, Shalom.
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