Que la paz de Jesucristo, reine todos los días hasta su venida.
Dios le continúe bendiciendo queridos hermanos, continuando con las actividades cotidiana, las dificultadas y aflicciones de los que le servimos a Cristo sufrimos, el Señor siempre se acuerda de nosotros, como dice el Salmo 34:19 "Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová”. Solo confiemos en Él y el hará, porque el Justo por su fé vivirá.
Aquí les traigo un buen mensaje que me regalaron en un tratado, y como siempre quiero compartirlo con todos ustedes.
El siguiente encuentro tomó lugar entre dos personas, un joven y un obrero cristiano que estaba predicando en la calle:
-Ud. ¡Habla de la carga del pecado! ¿Cuánto pesa el pecado al fin y al cabo? ¿Veinte kilogramos? ¿Doscientos kilogramos?
El predicador respondió con una pregunta: -Dígame, si pusiera un peso de ochocientos kilogramos en el pecho de un muerto, ¿lo sentiría?
- No, porque está muerto, contestó el joven.
- Y la persona que no siente su carga de pecado está muerto espiritualmente, respondió el predicador.
La Biblia, la Palabra de Dios dirigida al hombre, declara que todos están muertos en delitos y pecados (Efesios 2:13), pero muchos no se dan cuenta de su condición. Es que no sienten la carga de sus pecados y por eso ignoran por completo el peligro en que están.
Es como el hombre gravemente enfermo y sufriendo dolor intenso. Cuando de repente el dolor cesa, él se siente mejor y piensa que pronto estará recobrando. El médico menea la cabeza negativamente. Sabe que el estado crítico ya ha comenzado y que la muerte es inevitable. Pronto viene fin.
¿Puede ser esto el diagnóstico espiritual suyo? Usted no siente ningún pesar por su culpabilidad. No tiene ansiedad ni temor en cuanto a su futuro eterno. Eso es alarmante. ¡Despiértese antes de que sea demasiado tarde!
O tal vez ya se haya despertado al hecho de que es pecador y que tiene que “venir al encuentro de tu Dios”. En tal caso puede regocijarse, porque Dios ha anticipado su necesidad y provisto un Salvador en la persona de su Hijo, el Señor Jesucristo. Escuche esta palabras alentadora: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. (Romanos 5:8)
Nuestros pecados merecen su juicio, pero el mensaje del Evangelio es que el Señor Jesús es el sustituto que ha sufrido por los pecados de todos los que creen en El. Y por eso leemos:
“Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu” (Romanos 8:1)
“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”. (Juan 5:24)
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