miércoles, 30 de septiembre de 2015

LEGALISMO RELIGIOSO O FARISEISMO MODERNO (Parte 1)

Dios les guie

Que tal queridos hermanos en Cristo; en esta ocasión les republicaré un estudio que me pareció muy interesante de la comunidad Cristianos Unidos, algo que viene sucediendo en nuetras iglesias desde hace algún tiempo y el que no tiene disernimiento de espíritu, ni se entera, espero que ustedes lo comprendan, les colocaremos la primera parte, ya que es muy extenso.

“A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como éste publicano; Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aún alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será exaltado.” Lucas 18:9-14 Los fariseos eran legalistas religiosos que habían logrado desarrollar un método de interpretación de los libros de la ley, la cual requería prácticas minuciosas y detallistas para llegar a la santidad. Los fariseos confiaban en su conocimiento meramente intelectual, en su interpretación tradicional de las leyes de Dios y se consideraban a sí mismos justos, exaltándose por creerse más buenos, o más santos o más religiosos o más sabios que los demás.

Jesús les llamó hipócritas porque “aparentaban” ser justos, pero su corazón estaba lleno de maldad. Los legalistas creen que poseen la verdad, y atacan a todo aquel que disienta de sus interpretaciones, o defienden su verdad a capa y espada. Nosotros sabemos que la Palabra de Dios no necesita que nadie la defienda, la Palabra de Dios se defiende sola. La Biblia es un libro que esta vivo y que habla a cada cual según sus necesidades personales, y habla además a diferentes grupos de personas, gentiles, cristianos, y judíos en lo general. La Biblia va mucho más allá de interpretaciones religiosas. No se puede encajonar, porque la verdad no se puede encerrar. La Palabra de Dios va hasta donde Dios quiere y hace lo que Dios quiere que haga, sin tomar en cuenta nuestra volición.

“Cuando vio esto el fariseo que le había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es la que le toca, que es pecadora... Y a ella [Jesús] le dijo, tus pecados te son perdonados. Y los que estaban juntamente sentados a la mesa [fariseos], comenzaron a decir entre sí: ¿Quién es éste que también perdona pecados? ” Lucas 7:39 y 49

Los fariseos se caracterizan por criticar y después juzgar todo lo que los rodea, creyendo que son mejores que los demás. Ven la paja en el ojo ajeno, pero no ven la viga en el propio. Murmuran entre sí e inyectan dudas a los que los rodean respecto a determinada persona, por lo general alguien que no es fariseo como ellos. Pueden perjudicar grandemente a una persona creyendo firmemente que están sirviendo a Dios, creen que los motiva la justicia, cuando en realidad Satanás está detrás de cada una de sus murmuraciones, contiendas y dudas. Los fariseos son como "aves de mal agüero", su presencia presagia peligro.

“Pero algunos de ellos decían: Por beelzebú, príncipe de los demonios, echa fuera los demonios. Otros para tentarle, le pedían señal del cielo.” Lucas 11:15-16

Aparte de creer que saben todo, que son justos, sabios y santos, los fariseos no son capaces de reconocer cuándo Dios está actuando con poder en la vida de alguien, sino que, sin empacho alguno, emiten su juicio: Está endemoniado. También y por la misma naturaleza corrupta de sus corazones son personas que pueden ser usadas por el diablo para tratar de tentar a los hijos de Dios. El legalista trabaja sutilmente, sabe usar las palabras con los acentos adecuados para provocar las reacciones deseadas, y actúa creyendo sinceramente que lo que hace lo hace para servir a Dios. También auto justifican diciendo que son buenos porque nunca han matado a nadie, porque van a la iglesia, ayunan, oran, pero no se dan cuenta que sus lenguas se mueven con la velocidad de la serpiente, para fulminar a otros. Los fariseos levantan el dedo acusador para desviar la atención de los demás, para que nadie se de cuenta de sus propios pecados, de la triste condición de su pobre corazón entenebrecido.

Hasta aquí la primera parte; interesante verdad, espere la segunda parte. Recuerde ¡Cristo Viene!

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