Que tal queridos hermanos en la fe de Cristo; en esta ocasión les traigo una reflexión estudio, que nos enviaron vía internet de los hermanos Timothy y Kathy Keller, que es muy edificantes para las parejas, y los que posiblemente llegue al paso de la unión matrimonial, espero les guste:
"La fuerza para el matrimonio"
Efesios 5:21 Someteos unos a otros en el temor de Dios.
Al tener que hacer frente a cualquier problema dentro del matrimonio, lo primero que se ha de buscar es si hay en su base un fondo de egocentrismo y una falta de voluntad de servir a la pareja. El vocablo “someterse”, que Pablo utiliza al respecto, es de origen militar, y en el original griego connota la sumisión en obediencia del soldado ante un oficial. ¿Qué le impulsa a hacerlo así? Pues el hecho cierto de que cuando se entra a formar parte del sistema militar, se somete uno por propia voluntad a un orden que marca por igual pautas de trabajo y de descanso, y cuándo y por qué se hacen las cosas. Para formar parte de un todo, hay que estar dispuesto a renunciar a una parte de nuestra independencia y a tomar decisiones unilateralmente. Pablo dice que esta buena disposición a no imponer los derechos que nos asistan por el bien común no es algo instintivo que nos salga de forma natural. De hecho, es justamente lo opuesto a lo natural. Pero ese es el fundamento sobre el que se edifica el matrimonio que resiste.
A primera vista, puede parecer opresivo. Pero así es como puede darse un buen funcionamiento en el matrimonio. Hay quien sostiene que de esta forma es como todo podría funcionar debidamente. Tenemos que estar dispuestos a ceder de nuestro gusto y derecho para poder, en última instancia, recuperarlo. La genuina satisfacción personal no se logra si no se está primeramente dispuesto a rendir un servicio desinteresado. Lo que más anhelamos es lo que más paciencia y tiempo nos va a costar.
Lo importante es ser consciente del ansia de dominio del yo. Nuestro yo natural quiere dominarnos y es tarea y responsabilidad nuestra hacer algo al respecto. Dios nos pide que nos neguemos a nosotros mismos y que estemos dispuestos primero a perdernos para así poder encontrarnos. Si tratamos de hacerlo sin la ayuda del Espíritu Santo y sin creer en la realidad de la obra de Cristo a favor nuestro, el tener que renunciar a derechos y voluntades propias será cosa ardua. Pero en Cristo y en el Espíritu Santo, será una experiencia completamente liberadora.
Extracto de El significado del matrimonio, de Timothy y Kathy Keller
Recuerden Cristo está a la puerta no deje que se vaya, abrele para que entre. Hasta una próxima entrega. Shalom.
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