jueves, 4 de junio de 2009

El amor de Dios para los presos

Gracia y paz sean multiplicadas

Que tal queridos hermanos, Dios me ha dado mucho y por tal debo dar de lo que recibo, tenemos todos un compromiso con ir a visitar, y llevar la palabra a aquellos que más la necesitan; las prisiones de nuestro país son unos de tantos lugares donde hace falta Jesucristo, y su palabra es la fuente para conocerle, les dejo con este tema que me conmovió, el mismo lo encontré en un tratadito y lleva como nombre:

El amor de Dios para los presos
Cómo puede Dios amara a los presos, si han actuado inhumanamente? ¿Puede Dios interesarse por alguien que ha cometido hechos horribles? ¿Puede él perdonar a aquellos que han violado las leyes terrenales y celestiales? La respuesta a estas cuestionantes es un contundente “Sí”.
El Señor dice que si tus pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”.
No importa lo que hayas hecho, si te arrepientes, como dice 1Juan 1:7 “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado”.
A Cristo lo crucificaron en medio de dos presos; y uno de ellos dijo: “Nosotros, a la verdad, justamente padecemos, porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos; mas éste ningún mal hizo”. “Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. “Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso”. (Lucas 23:41-433)
El amor de Dios por los presidiarios se revela en la misión delegada a Jesucristo, cuando dice de él Isaías 61:1 “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel”.
Aunque Jehová te puede sacar de la cárcel física que te limita el espacio, su mayor interés es sacarte de esa cárcel que se llama “pecado”, que cautiva tu interior y te va montando lentamente, hasta consumir todo tu ser.
En Juan 14:6 y 8:32 Jesús dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
En Mateo 25:36 “estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí”.
El amor del Todopoderoso es tan grande por los encarcelados, que Él dice que el que visita un preso, lo está visitando a Él.
Por último quisiera resaltar la recomendación que les da el Señor a sus siervos:
“Acordaos de los presos, como si estuvierais presos juntamente con ellos; y de los maltratados, como que también vosotros mismos estáis en el cuerpo”. (Hebreos 13:3)
¡Qué inmensurable es el amor de Dios! Él se preocupa por ti, más que tú mismo.
Confiesa tus pecados, y acéptalo como tu abogado y libertador “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. (1 Juan 2:1)

No hay comentarios:

.

.