jueves, 1 de octubre de 2009

El verdadero Sacrificio

Que la paz de Dios Todopoderoso se derrame sobre las cabezas de quienes
buscas su reino y su justicia.

Hola hermanos en Cristo, luego de varios días de afanes como lo que estamos viviendo en República Dominicana, con tantas cosas que suceden, siempre hay una esperanza latente, para los que creemos en Dios, que es la venida de su Hijo Jesucristo, el cual dijo: "Vengo en preve" y eso es que nos llena de alegría porque sabemos que Él no falla a su palabra. Hoy les traigo un mensaje que recibí por correo que me compungió mi espiritu, y por tal quiero compartirlo con ustedes;Jesucristo nazca en sus corazones.

William y Mary Tanner estaban cruzando los rieles del ferrocarril cuando sucedió. El pie de Mary resbaló y se encajó entre el riel y el cruce para peatones de madera. Ella trató frenéticamente de sacar el pie al tiempo que empezó a escuchar el ruido de un tren que se aproximaba. Sólo quedaban segundos, pues el expreso venía a toda prisa hacia ella por una curva. Will Tanner le haló el pie desesperadamente tratando de liberarla.

Cuando el tren se acercó más, y el silbido sonó a todo volumen, y los frenos chirriaron, Will la tomó en sus brazos. Mientras la gente se estremecía horrorizada, el tren les pasó por encima. Un testigo dijo que justo antes de que la máquina los golpeara escuchó al valiente hombre gritar: «¡Me voy a quedar contigo Mary!» ¡Ese sí que es un gran amor!

Esta historia me recuerda a nuestro Salvador, el cual nos amó con un amor que puede salvarnos (Juan 3:16). La muerte se precipitó sobre Él mientras pendía en la cruz y asumió la pena completa que nosotros merecíamos. Escuchó a personas gritarle que se salvara a Sí mismo y que bajara de la cruz (Mateo 27:40). Pero para salvar a los demás, Cristo optó por no salvarse a Sí mismo (v.42).

Con amor divino y sacrificatorio, Jesús rehusó salvar su propia vida. Murió para poder perdonar nuestros pecados. Nuestro Salvador se quedó en la cruz: por ti y por mí.

Doctor M. R. De Haan

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